Usos del oxígeno en la industria

Los usos del oxígeno en la industria son muy variados, ya que el oxígeno está presente en una buena parte de los sectores, en los que ayuda a la combustión, limita el desarrollo de gérmenes e incluso facilita el corte de materiales como el metal.

No debemos olvidar que es fundamental en la medicina. Aquí, el uso del aire comprimido en hospitales ayuda a tener un ambiente controlado y el oxígeno concentrado consigue que miles de pacientes con problemas respiratorios salgan adelante.

¿Qué es el oxígeno?

Es un gas muy abundante en nuestro planeta, el segundo por detrás del nitrógeno. De hecho, el aire que respiramos tiene alrededor de un 21 % de este gas diatómico. Sin él, ni nosotros, ni los animales, ni las plantas, podríamos vivir. En nuestro caso, cuando respiramos, el oxígeno se introduce en la sangre, pasando primero por los pulmones, y llegando finalmente a todos los tejidos.

Dejando a un lado que sin él no existirían animales ni plantas, es muy útil en una gran cantidad de procesos industriales, muchos de ellos bastante desconocidos.

Características del oxígeno

El oxígeno es un gas que no tiene color, no huele y no posee sabor, de manera que, no somos conscientes de que está ahí. Cuando se condensa sí que puede tener un color azul (las aguas con una alta concentración de este gas suelen ser muy azules) muy característico y además es paramagnético, lo que significa que se imana al someterse a un campo magnético.

Hay varias formas de obtenerlo, pero una de ellas es captar el aire y enfriarlo por debajo de los 190 grados bajo cero, destilando el nitrógeno. Así, el oxígeno queda en estado líquido a estas temperaturas, y se puede almacenar o gasificar si es necesario.

Usos y aplicaciones actuales

Existe una cantidad enorme de usos y aplicaciones del oxígeno en la actualidad, puesto que este gas se emplea en industrias tan diferentes como la del vidrio o la alimentaria.

Oxígeno en la industria alimentaria

Podemos comenzar hablando de la seguridad alimentaria, y es que la presencia de oxígeno hace que los gérmenes anaeróbicos como el Clostridium botulinum (que se desarrolla con mucha facilidad en el pescado) no puedan prosperar.

También permite que las frutas y las verduras que se han recolectado “respiren”. Suena raro, pero, incluso después de la cosecha, los vegetales respiran. Para ello, necesitan oxígeno, el cual absorben liberando dióxido de carbono. Otra de las aplicaciones de este gas tiene que ver con el color de la carne. A todos nos gusta comprar una carne de un rojo muy vivo; este color es fruto de la unión del O2 con la hemoglobina de la sangre, formando oxihemoglobina.

Oxígeno en la metalurgia

Sin oxígeno, la combustión es imposible, y esto lo conocen muy bien los profesionales de este sector, donde hay hornos que funden metales, los moldean, y además se necesita alcanzar temperaturas muy altas.

Cuando se inyecta aire a los hornos, estos no se suelen sobrepasar los 800 grados, lo cual es debido a que el aire que respiramos tiene una cantidad muy alta de nitrógeno, alrededor de un 78 %. De este modo, la manera de alcanzar los 1500 grados que necesitan las fundiciones a la hora de producir metales como el hierro laminado es añadir oxígeno puro, lo cual mejora la combustión elevando la temperatura.

Oxígeno en oxicorte

Esta es una de las aplicaciones más curiosas del oxígeno, ya que, gracias a él, se pueden seccionar metales como los aceros al carbono y los de baja aleación. A la hora de cortar, el oxígeno que tenemos en la atmósfera no sirve, pues está poco concentrado. De hecho, cuando se realizan estos cortes necesitamos que la concentración sea de un 88 %, lo que permite llegar a temperaturas muy altas.

Más o menos, alcanzando los 870 grados el acero combustiona, que es lo que se realiza con el oxicorte. Cuando se añade oxígeno concentrado se inflama el metal, provocando una combustión violenta con una temperatura que supera el punto de inflamación del acero en este caso.

Además, el oxígeno también se emplea para limpiar el corte gracias a un chorro de gas que va quitando el óxido que se va generando.

Oxígeno en acuicultura

Dentro del agua, hay una cantidad de oxígeno variable que depende de la temperatura. Esto es así tanto en el medio natural como si introducimos a los peces en balsas, como ocurre en la acuicultura, pero aquí no se puede permitir que una bajada del oxígeno mate a los animales, de forma que se controla y se añade en la cantidad necesaria.

Así, el aporte de oxígeno puro provoca que el pescado esté más sano y que sea más resistente, evitando su mortalidad, puesto que incluso hay un menor número de enfermedades. En definitiva, el uso del oxígeno implica que se produzca más pescado y en mejores condiciones.

Oxígeno para vidrio

El vidrio es un producto que se obtiene a base de fundir sílice (arena), junto a carbonato de sodio, caliza y algunos aditivos. Cuando hay que fundirlos es necesaria una gran cantidad de calor, y aquí, es donde se introduce el oxígeno, que consigue que la combustión alcance temperaturas muy altas, a la vez que se reducen las emisiones de NOx.

Además, gracias a este aporte extra de oxígeno, es posible que el vidrio tenga esa transparencia tan característica, resultando más estético y muy atractivo a la vista.

Los usos del oxígeno en la industria son casi infinitos. Sin él, no sería posible fundir algunos metales, o el resultado tendría una calidad muy inferior. Tampoco tendríamos vidrio transparente, las frutas no se podrían conservar durante tanto tiempo, etc.

Si todavía tienes dudas acerca del oxígeno, o sobre qué solución es la que necesitas para tu negocio, puedes ponerte en contacto con nosotros y nuestro equipo de profesionales se encargará de ayudarte en todo lo que necesites.